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A INTERVALOS

Cuando escribo

Trópico de Cáncer (Henry Miller)

“Trópico de cáncer” (París, 1934) es una novela de culto, un libro prohibido y una puerta abierta a las provocadoras experiencias de su autor en el París de los años 30. El universo interior de Henry Miller es tan íntimo y desgarradoramente sincero que, al margen de sus explícitas referencias sexuales, en la época de su publicación no pudo evitar dejar tras de sí un halo de escándalo. De hecho, la obra fue prohibida en EE.UU. debido a que se consideró obscena y hasta 1964 la Corte Suprema no permitió su publicación en Norteamérica.

“Tienes que estar en un país extraño como Francia, caminando por el meridiano que separa los hemisferios de la vida y de la muerte, para saber qué incalculables perspectivas se abren ante ti. ¡El cuerpo eléctrico! ¡El alma democrática! ¡Pleamar!” (cita de "Trópico de Cáncer")
SINOPSIS: “Henry Miller-personaje” es un aspirante a escritor con escasas pretensiones que malvive de la generosidad de sus amigos y cuyas principales preocupaciones parecen ser frecuentar las prostitutas de los burdeles parisinos, dejarse llevar por cierto desenfreno etílico y procurarse una buena comida. Puede que estos no sean los atributos que despierten precisamente empatía en el lector y, no obstante, es difícil permanecer inmune al encanto de un protagonista tan incuestionablemente franco. Aquello que Miller piensa, por privado que pueda resultar, queda plasmado en sus agudos diálogos, en sus evocadoras descripciones y en sus monólogos intensos y en ocasiones delirantes. Aunque sea la vida de un hombre extraño, es una vida a la que el lector está invitado sin ningún tipo de censura y este es uno de los mayores atractivos de esta novela.
“Durante siete años anduve día y noche con una sola obsesión: ella. Si hubiera un cristiano tan fiel para con Dios como yo fui para con ella, hoy todos seríamos Jesucristos. Día y noche pensaba en ella, incluso cuando la engañaba.” (cita de "Trópico de Cáncer")
Fotografía

Con algo de culpa incidental por parte del autor estadounidense, ésta también es una novela que describe a una parte de la sociedad. Así se nos muestra una cierta categoría de artistas, precursores de la generación beat, cuya existencia en la Europa anterior a la Segunda Guerra Mundial quedó ensombrecida. Pero, al margen de la plétora de personajes excéntricos que se incardinan con total naturalidad en los ambientes bohemios que frecuenta Miller, sin duda, la gran protagonista de la novela es París. Las sensoriales descripciones de la ciudad nos transportan a un espacio y un tiempo que germinó en la mente del autor, como si ese París por el que se perdieron sus pasos le perteneciera a él exclusivamente. Precisamente por eso y sin apenas confusión, Miller da forma al tiempo con sus palabras fundiendo magistralmente el presente con el pasado. Del mismo modo, las reflexiones más triviales aparecen junto a los pensamientos más profundos dando forma a ese hombre real que impúdicamente nos deja profundizar en los más recónditos rincones de su alma.
“¡Una ciudad eterna, París! Más eterna que Roma, más esplendorosa que Nínive. El ombligo mismo del mundo al que, como un idiota ciego y titubeante, trepamos a cuatro patas.” (cita de Trópico de Cáncer")
Este libro se nutre de muchos otros y ese hecho queda de manifiesto en los ilustres referentes literarios a los que Miller cita con tanta frecuencia en sus páginas. He aquí una nota de intenso color en una novela que bebe de muchas voces. La de Walt Whitman prevalece entre todas como un melodioso canto que le otorga armonía a la melodía. He de reconocer que con esta intensa impronta de Whitman “Trópico de cáncer” ha acabado de cautivarme del todo.
 “En Whitman cobra vida todo el escenario americano, su pasado y su futuro, su nacimiento y su muerte. Todo lo que de valor hay en América, Whitman lo ha expresado, y no hay nada más que decir. El futuro es de la máquina, de los robots. Fue el Poeta del Cuerpo y del Alma, Whitman. El primer poeta y el último.” (cita de "Trópico de Cáncer")
A pesar de que la literatura de Henry Miller fue considerada por algunas mentes estrechas del pasado como la obra de un pervertido, “Trópico de cáncer” ha sabido sobreponerse a su tiempo reivindicando su esencia de obra maestra. Tanto es así que muy pocas de las reflexiones que el autor realiza en sus páginas podrían ser tildadas de retrógradas, porque este “genial pervertido” supo presentarnos sin tapujos a un hombre real, a un paradigma de la naturaleza humana, un concepto que no vive en un tiempo preciso, una idea tan escandalosa que no pude dejar indiferente a nadie.
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